Muy fáciles de hacer, sabrosas, sanas y con mucha fibra!
Ingredientes (para unas 25-30 croquetas):
- De 300 a 500 gramos de espinacas
- Un puñado de queso rallado
- 3 cebollas
- dos huevos
Para la bechamel: una cucharadita de mantequilla, dos cucharadas soperas de harina, un vasito de leche, una pastilla de avecrem.
Para rebozarlas:
- pan rallado o galleta picada
- dos huevos
Elaboración:
Picar la cebolla y con aceite de oliva sofreírla en una sartén a fuego lento. Cuando esté bien sofrita añadir la mezcla de la bechamel (yo la voy haciendo directamente en la sartén). Remover bien y cocer a fuego lento para que la bechamel cuaje y se deshagan los grumos de la harina. Añadir las espinacas troceadas. Dejar que se deshagan. Remover bien y añadir dos huevos y mezclar bien para que cuajen. Añadir un buen puñado de queso rallado (le da gusto y una buena textura a las croquetas). Sal, pimienta y nuez moscada (al gusto). Dejar a fuego lento unos 30-45 minutos. Apagar el fuego y dejar enfriar. Cuando está frío meter la masa tapada con un papel film en la nevera para al día siguiente poder elaborar las croquetas. No intentéis hacer las croquetas con la masa caliente porque no irá bien. La masa tiene que estar fría, por ello la masa se debe elaborar un día antes de comer las croquetas.
Al día siguiente ya se puede hacer la forma de las croquetas (con la mano o con dos cucharas). Rebozar en huevo batido y después en pan rallado o galleta picada. Las podéis congelar o dejarlas en la nevera si os las vais a comer en 2-3 días.
Un consejo: Estas croquetas tienen muchas variantes porque la base siempre es la misma: cebolla y bechamel. En este caso yo sólo he añadido espinacas, queso y huevos. Pero podéis añadir o mezclar los ingredientes que queráis: espinacas, huevos, pasas, piñones, trozos de pollo, de jamón york o serrano, etc.
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